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Foto del escritorAdrian fernandez fernandez

¿Puede un loro ser admitido como testigo en un juicio?


Me ha llegado una curiosa noticia de algo sucedido en Turquía. En un juicio de divorcio se ha propuesto como prueba a dos loros que habrían sido testigos de una infidelidad. Estas aves, ante la llegada del marido al domicilio conyugal comenzaron a repetir incesantemente la siguiente frase: “mi marido no está en casa, ven”. Ante esta situación el marido ha instado juicio de divorcio y ha propuesto a estos parlanchines pajarillos.


Dos loros no pueden ser testigos en un juicio

Turquía, lejos de los países del entorno europeo, establece como requisito para el divorcio la concurrencia una de las siguientes causas: adulterio, violencia física, trastorno mental, delito cometido por uno de los cónyuges, adicción al alcohol o drogas, inmoralidad en el estilo de vida yo la existencia de diferencias irreconciliables.


¿Esta hilarante situación sería extrapolable a España? ¿Un loro podría ser testigo en un juicio?


La respuesta es negativa, pero atención, que no pueda ser testigo no significa que los sonidos reproducidos por el loro carezcan de valor probatorio.


El art. 360 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece lo siguiente en relación con el contenido del interrogatorio de los testigos:


Las partes podrán solicitar que declaren como testigos las personas que tengan noticia de hechos controvertidos relativos a lo que sea objeto del juicio.


El art. 361 de la Ley de Enjuiciamiento Civil concreta que podrán ser testigos las personas que no se hallen privadas de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que únicamente quepa tener conocimiento por dichos sentidos.


Si interpretamos ambos preceptos en su literalidad, se debe extraer la conclusión de que ningún animal puede responder al interrogatorio de las partes como era de esperar. En todo caso, los animales se encuentran privados de razón. Aunque pueda existir debate, está comprobado científicamente que los animales pueden pensar, pero no razonan ni entienden la razón de sus actos, rigiéndose su vida por instintos.


Partiendo de la base de que el ser humano es el único ser vivo que cuenta con un neocórtex que le permite razonar, debemos desechar la hipótesis de que un animal pueda ser testigo en un juicio.


Y… ¿puede ser prueba documental?

No obstante, el comportamiento de los animales, en especial de los loros, que son capaces de reproducir sonidos, puede ser registrado a través de grabación de sonido. Las palabras reproducidas por un loro podrán ser utilizadas como prueba documental de acuerdo con el art. 382 de la Lec:


382.1. Las partes podrán proponer como medio de prueba la reproducción ante el tribunal de palabras, imágenes y sonidos captados mediante instrumentos de filmación, grabación y otros semejantes. Al proponer esta prueba, la parte deberá acompañar, en su caso, transcripción escrita de las palabras contenidas en el soporte de que se trate y que resulten relevantes para el caso.


Apoyar la documental con una pericial. La mejor opción


Podría ser interesante y recomendable que la prueba documental y el propio comportamiento animal fuera valorado a través de un dictamen pericial, de acuerdo con el art. 335 LEC:

1.      Cuando sean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos para valorar hechos o circunstancias relevantes en el asunto o adquirir certeza sobre ellos, las partes podrán aportar al proceso el dictamen de peritos que posean los conocimientos correspondientes o solicitar, en los casos previstos en esta ley, que se emita dictamen por perito designado por el tribunal.


Para evaluar el comportamiento de un animal es necesario acudir a un perito especializado en veterinaria o concretamente un etólogo, que es el especialista en comprender el comportamiento de las especies animales.


Conclusión


En resumen, si bien no vamos a ver un loro responder a preguntas en juicio, su abogado puede incluir como documental las grabaciones de las manifestaciones del animal o pedir la elaboración de un dictamen pericial al respecto. Por tanto, un loro realmente tiene mucho que “decir” que un juicio y ser tenido muy en cuenta por su Señoría.

 

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